Los hogares conforman las unidades básicas de convivencia y consumo. La proyección de su evolución futura constituye un elemento determinante en la labor planificadora de las administraciones públicas para prever la demanda de servicios de tipo social y asistencial, la estimación de las necesidades de vivienda a corto y medio plazo, y los niveles de consumo de bienes y servicios necesarios para la planificación de las empresas.

Las proyecciones de población de la Comunidad de Madrid son trabajos tradicionales del Instituto de Estadística, de periodicidad quinquenal desde 1986. Están efectuadas por profesionales expertos en demografía y estudios poblacionales, y se proyectan para población y para hogares.

Instituto de Estadística de la Comunidad de Madrid ha encargado la realización de las proyecciones de hogares a partir de la población de partida a 1 de enero de 2002 derivada del Padrón Continuo, se basan en las proyecciones de población de la Comunidad de Madrid 2002-2017, y el horizonte se fija, igual que esas proyecciones, en el 1 de enero de 2017.

El método aplicado en estas proyecciones de hogares, es el recomendado por Naciones Unidas, el de las tasas de persona de referencia de los hogares. Sus resultados, obtenidos para el conjunto de la Comunidad y las seis zonas metropolitanas, se apoyan en una proyección previa de población, a la que se le aplican las tasas proyectadas de persona de referencia, obteniéndose el volumen y el tipo de los hogares.

Las variaciones producidas en los últimos años en el número de hogares (entre 1991 y 2001), no es homogénea, siendo más intensa la creación de hogares durante la segunda mitad de los años noventa, debido fundamentalmente a la llegada masiva de población extranjera a partir de 1998, a la llegada a edad de emancipación de las generaciones madrileñas más numerosas de todos los tiempos (nacidos a finales de los sesenta y comienzos de los setenta), y al aumento de hogares con mujeres solas, fruto del proceso de envejecimiento de la población.

Estas variaciones en la última década, unidas a la mayor autonomía residencial de las personas mayores que da lugar a hogares de menores dimensiones en las edades más avanzadas, y la consolidación de la extensión de nuevas formas de convivencia, como los hogares monoparentales, han hecho que haya en una década 247.000 hogares más, y que haya descendido en tamaño medio del hogar, de 3,22 en 1991 a 2,88 en 2001.

El número de hogares de la Comunidad de Madrid crecerá en los próximos quince años de forma notable, situándose en 2017 entre un valor mínimo de 2.518.245 y un máximo de 2.623.659 hogares, esto supone un crecimiento entre 600.000 y 700.000 hogares, que en términos relativos representa un incremento que oscila entre el 31,2 y el 36,3 por ciento.

Una parte de este crecimiento es debido a un efecto exclusivo de la propia dinámica demográfica, ya que manteniendo constantes los parámetros del año 2002, el número de hogares experimenta un aumento neto de casi 600.000 hogares en el conjunto del período.

El incremento de los hogares será más intenso en los primeros años, para reducirse considerablemente en el último quinquenio de la proyección. Los incrementos anuales registrados durante la proyección serán siempre superiores a la media registrada en la Comunidad de Madrid durante el quinquenio 1991-1996.

Las causas de esta desaceleración residen en la disminución de la proporción de personas jóvenes, las más proclives a la constitución de hogares, y la reducción de la inmigración, ambas darán lugar en los próximos años a una disminución en la creación neta de hogares;

El envejecimiento femenino y el presumible incremento de los hogares monoparentales encabezados por mujeres en las edades adultas darán lugar a un notable aumento del número de hogares cuya persona de referencia es una mujer, y en general, a un proceso de feminización de los hogares cuya evolución tiene naturaleza estructural.

Por el contrario, la mayor emancipación de los jóvenes prevista en las hipótesis del escenario de referencia, que afecta fundamentalmente a los hogares encabezados por hombres, se producirá en un contexto de reducción progresiva del número de jóvenes, que se acentuará considerablemente en los años finales de la proyección. Estas dinámicas divergentes por sexos aumentarán el protagonismo de los hogares femeninos a lo largo de la proyección.

Los hogares experimentan una significativa contracción de su tamaño, en un marco en el que crecen los hogares unipersonales en números absolutos y relativos, mientras que los de más de 4 miembros experimentan la dinámica contraria. Esta evolución de los hogares tendrá importantes consecuencias sobre el mercado inmobiliario, ya que condicionará en un futuro cercano el número y las características de la demanda de viviendas. Los hogares de 1 y 2 personas concentrarán más del 50 por ciento del total en el año 2017, mientras que los hogares de 5 y más miembros experimentarán una reducción significativa hasta situarse en torno al 6 por ciento en la misma fecha. Esta evolución dará lugar a que el tamaño medio de los hogares pase de 2,86 en 2002 a 2,54 personas en 2017 en el escenario normativo.

La Comunidad de Madrid registrará en los próximos quince años un importante aumento de los hogares cuya persona de referencia es mayor de 35 años, mientras que la evolución de los hogares de menores de 35 años estará fuertemente condicionada por el efecto negativo que supone la llegada de generaciones cada vez menos numerosas y la entidad que alcance el proceso de emancipación de los jóvenes.

Los hogares se incrementan en todas las grandes zonas de la Comunidad de Madrid durante el periodo de la proyección, esta tendencia es general para los diferentes escenarios considerados, aunque con unos ritmos de crecimiento muy dispares El Municipio de Madrid es la zona que registra un menor incremento relativo de los hogares, que supone, no obstante, un aumento de casi 250.000 hogares entre 2002 y 2017. En el extremo opuesto, los Municipios No Metropolitanos y la Corona Metropolitana Oeste son las áreas que experimentan un mayor crecimiento del número de hogares. El resto de las coronas metropolitanas se caracterizan por incrementos más moderados, que en la Corona Metropolitana Sur se acercan a los experimentados por la capital, mostrando su acercamiento a los comportamientos demográficos y familiares de esta última.

El municipio de Madrid es el que pierde un mayor peso específico en la creación de nuevos hogares, mientras el resto de las grandes zonas registran ligeros incrementos en su participación, siendo éstos más significativos en los Municipios No Metropolitanos.

Los hogares de menor tamaño se localizan en el año 2017 en el Municipio de Madrid, con 2,40 personas de promedio y los de mayor dimensión en la Corona Metropolitana Oeste, con 2,81 personas. Esta última se caracteriza por presentar sistemáticamente los mayores tamaños de hogar, indicativos de una inmigración de familias con hijos, mientras en la capital se experimenta el proceso contrario.

Más del 50 por ciento del incremento neto de los hogares en el municipio de Madrid será responsabilidad de los hogares unipersonales.

El crecimiento de los hogares de la Comunidad tiene un fuerte componente estructural, ya que el escenario sin migraciones permite un crecimiento de éstos próximo al 19 por ciento, basándose exclusivamente en los cambios de la estructura demográfica derivados del proceso de envejecimiento (el crecimiento total se estima entre el 31,2% y 36,3%).

Las migraciones, en su conjunto, aportan más de 240.000 hogares a la Comunidad de Madrid a lo largo de la proyección, lo que supone una cifra próxima al 40 por ciento del incremento global de los hogares y en torno al 9% del crecimiento de los hogares en el periodo (total entre 31,2% y 36,3%).

En resumen, los procesos que dominarán la evolución de los hogares madrileños en los próximos años serán: el crecimiento notable del número de hogares aunque a menor ritmo, la contracción de su tamaño; la feminización, el envejecimiento de las personas de referencia y, en la escala territorial, la continuación del proceso de desconcentración espacial de éstos a favor de los Municipios No Metropolitanos y la Corona Metropolitana Oeste y en detrimento de la capital y la Corona Metropolitana Sur.