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Informe demográfico y social
Los indicadores que se ofrecen en el presente Boletín Trimestral a partir del tratamiento de los acontecimientos de todo el primer semestre de 1998 confirman la continuación del leve descenso, por cuatro trimestre seguido, del indicador coyuntural de fecundidad. Queda por lo tanto descartada una vez más el anunciado/deseado proceso de recuperación de la fecundidad de las madrileñas.
Esto implica volver sobre los pasos de las coordenadas explicativas sobre la evolución de la fecundidad con los países desarrollados que han completado la segunda fase de la transición demográfica. De acuerdo con la literatura existente y después de un fuerte descenso de la fecundidad general, quizá seguido de alguna recuperación de nivel, las sociedades europeas se instalarían en un ciclo levemente oscilante dentro de niveles bajos, presumiblemente inferiores aunque cercanos al nivel de reemplazamiento.
La trayectoria seguida por los países y regiones europeas en los años ochenta y noventa no se ha acomodado a las presunciones de la doctrina. Mientras algunos países como Francia resistían mejor el proceso de descenso, los nórdicos protagonizaban subidas espectaculares pero efímeras, y la caída libre presidía el panorama del resto de los mediterráneos, Italia y España a la cabeza.
Una vez verificado lo efímero y débil de la recuperación de 1992, la ligera y también breve recuperación de 1997 (Octubre de 1996 a Septiembre de 1997 por señalar una mayor precisión cronológica) parece que nos sitúa más bien en las fases oscilantes dentro de un ciclo de niveles bajos, respecto al que hay que señalar que se sitúa a niveles medios nunca imaginados, entre 1,14 y 1,15 hijos por mujer.
Como se ha señalado repetidamente desde las páginas de estos comentarios no es posible esperar una recuperación coyuntural en la intensidad de la fecundidad mientras siga desplazándose de forma regular hacia arriba la edad media a la maternidad y, aunque su relación no está tan estadísticamente ligada, también la edad media al matrimonio. Ciertamente el crecimiento de la edad media a la maternidad no se sitúa como en los años 1992-1995 entre el 0,07 y 0,12 trimestral, sino en un umbral más modesto: entre 0,05 y 0,06 al trimestre, pero la tendencia sigue siendo inequívocamente positiva. La circunstancia de que el último año el crecimiento de la edad media a la maternidad sea inferior en los nacimientos de orden 1 respecto al total de nacimientos, puede augurar un cambio de tendencia, pero también puede ser simplemente un síntoma (inevitable a este bajo nivel de fecundidad) sobre un mínimo distanciamiento en el tiempo de los escasos nacimientos de segundo y superiores órdenes.
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