Resolución de 4 de febrero de 1999, de la Dirección
General de Agricultura y Alimentación, por la que se publica el Código de
Buenas Prácticas Agrarias. ()
El Código de Buenas Prácticas Agrarias
responde a las exigencias de la Unión Europea, recogidas en la Directiva del
Consejo 91/676/CEE, de 12 de diciembre de 1991, relativa a la protección de las
aguas contra la contaminación producida por nitratos utilizados en agricultura.
Este Código no es de obligado
cumplimiento, nada más que en aquellas zonas en que la Dirección General de
Agricultura y Alimentación las designe como vulnerables, y establezca para las
mismas medidas correctoras.
Aunque en la Comunidad de Madrid no
exista en la actualidad ninguna zona de las denominadas vulnerables, es
necesario dar a conocer el presente Código de Buenas Prácticas Agrarias a todos
los agricultores y ganaderos de esta Comunidad Autónoma, a fin de que el
desarrollo de su actividad esté acorde con la correcta utilización de los
medios de producción y el mínimo impacto medioambiental.
CÓDIGO DE BUENAS
PRÁCTICAS AGRARIAS
INTRODUCCIÓN
El presente Código de Buenas Prácticas
Agrarias responde a las exigencias comunitarias recogidas en la Directiva del
Consejo 91/676/CEE, de 12 de diciembre de 1991, relativa a la protección de las
aguas contra la contaminación producida por nitratos utilizados en la
agricultura.
La multiplicidad de condiciones
climáticas, edafológicas y de prácticas culturales presentes en la agricultura
española representan un grave inconveniente a la hora de establecer, con
carácter general, una serie de normas a adoptar por los agricultores y
ganaderos en la fertilización orgánica y mineral de sus suelos. Por este
motivo, el Código no puede entrar con detalle en la situación particular de
cada explotación, limitándose a dar una panorámica general del problema, a la
descripción de los productos potencialmente fuentes de la contaminación nítrica
de las aguas y a contemplar la problemática y actuaciones generales en cada una
de las situaciones o cuestiones que recoge la Directiva 91/676/CEE, antes
citada.
El Código no tiene carácter
obligatorio, siendo más bien una recopilación de prácticas agrarias concretas
que voluntariamente podrán llevar a efecto los agricultores. No obstante, una
vez que la Administración designe las zonas vulnerables y establezca para las
mismas los programas de acción correspondientes, las medidas contenidas en
ellos serán de obligado cumplimiento.
Sirva pues el presente Código de Buenas
Prácticas Agrarias como marco de referencia para el desarrollo de una
agricultura compatible con el medio ambiente, en consonancia con una racional
utilización de los fertilizantes nitrogenados y base para la elaboración de
programas de acción mucho más concretos y específicos para cada una de las zonas
vulnerables que se designen.
1.
DEFINICIONES
A los efectos del presente Código de
Buenas Prácticas Agrarias y considerando igualmente la terminología recogida en
la Directiva del Consejo 91/676/CEE relativa a la protección de las aguas
contra la contaminación producida por nitratos utilizados en la agricultura, se
entenderá por:
a) Contaminación. La introducción de compuestos
nitrogenados de origen agrario en el medio acuático, directa o indirectamente,
que tenga consecuencias que puedan poner en peligro la salud humana, perjudicar
los recursos vivos y el ecosistema acuático, causar daños a los lugares de
recreo u ocasionar molestias para otras utilizaciones legítimas de las aguas.
b) Contaminación difusa por nitratos. Es el vertido
indiscriminado del ion en el suelo y consecuentemente en el agua, hasta
alcanzar los 50 mg/l de concentración máxima admisible y/o 25 mg/l como nivel
guía o recomendado.
c) Contaminación puntual. A diferencia de la
contaminación difusa, es la causada por agentes conocidos de polución.
d) Zonas vulnerables. Superficies conocidas del
territorio cuya escorrentía fluya hacia las aguas afectadas por la
contaminación y las que podrían verse afectadas por la contaminación si no se
toman las medidas oportunas.
e) Aguas subterráneas. Todas las aguas que estén bajo
la superficie del suelo en la zona de saturación y en contacto directo con el
suelo o el subsuelo.
f) Agua dulce. El agua que surge de forma natural,
con baja concentración de sales, y que con frecuencia puede considerarse apta
para ser extraída y tratada a fin de producir agua potable.
g) Compuesto nitrogenado. Cualquier sustancia que
contenga nitrógeno, excepto el nitrógeno molecular gaseoso.
h) Ganado. Todos los animales criados con fines de
aprovechamiento o con fines lucrativos.
i) Fertilizante. Cualquier sustancia que contenga
uno o varios compuestos nitrogenados y se aplique sobre el terreno para
aumentar el crecimiento de la vegetación; comprende el estiércol, los desechos
de piscifactorías y los lodos de depuradora.
j) Fertilizante químico. Cualquier fertilizante que
se fabrique mediante un proceso industrial.
k) Estiércol. Los residuos excretados por el ganado o
las mezclas de desechos y residuos excretados por el ganado, incluso
transformados.
l) Purines. Son las deyecciones líquidas excretadas
por el ganado.
m) Lisier. Abono producido por ganado vacuno o
porcino en alojamientos que no usan mucha paja u otro material para cama. El
lisier puede oscilar entre un semisólido con el 12 por 100 m.s. o un líquido con
el 3-4 por 100 m.s.
n) Agua sucia. Es el desecho, con menos del 3 por 100
m.s. generalmente, formado por estiércol, orina, leche u otros productos
lácteos o de limpieza. Generalmente se engloba en el lisier.
ñ) Lodos de depuradora. Son los lodos residuales
salidos de todo tipo de estaciones depuradoras de aguas residuales domésticas o
urbanas.
o) Lodos tratados. Son los lodos de depuración
tratados por una vía biológica, química o térmica y almacenamiento posterior,
de manera que se reduzca de forma significativa su poder de fermentación y los
inconvenientes sanitarios de su utilización.
p) Drenajes de ensilado. Líquido que escurre de
cosechas almacenadas en un recinto cerrado o silo.
q) Aplicación sobre el terreno. La incorporación de
sustancias al mismo, ya sea extendiéndolas sobre la superficie, inyectándolas
en ella, introduciéndolas por debajo de su superficie o mezclándolas con las
capas superficiales del suelo.
r) Eutrofización. El aumento de la concentración de
compuestos de nitrógeno, que provoca un crecimiento acelerado de las algas y
las especies vegetales superiores, y causa trastornos negativos en el
equilibrio de los organismos presentes en el agua y en su propia calidad.
s) Demanda bioquímica de oxígeno. Es el oxígeno
disuelto requerido por los organismos para la descomposición aeróbica de la
materia orgánica presente en el agua. Los datos usados para los propósitos de
esta clasificación deberán medirse a los 20 1C y por un período de cinco días (BOD 5).
t) Compactación. Es el apelmazamiento excesivo de
los suelos tanto en superficie como en profundidad producido por la circulación
de máquinas pesadas. Esto constituye un obstáculo a la circulación del agua y
del aire y aumenta la escorrentía y erosión hídrica.
2.
TIPOS DE FERTILIZANTES NITROGENADOS
La aportación de N a los cultivos puede
obtenerse utilizando ya abonos ya residuos zootécnicos. La elección, dada su
expectativa de respuesta al nivel productivo y ambiental depende de la forma
química en que el N está presente en los productos usados. Para acertar en la
elección es oportuno ilustrar, brevemente, las formas de N presentes en los
fertilizantes y su comportamiento en el terreno y en la nutrición vegetal:
a) Abonos con N exclusivamente nítrico. El ion
nítrico es de inmediata asimilabilidad por el aparato radical de las plantas y
por tanto de buena eficiencia. Es móvil en el suelo y por tanto expuesto a
procesos de escorrentía y lixiviación en presencia de excedentes hídricos. El N
nítrico debe usarse en los momentos de mayor absorción por parte de los
cultivos (en cobertera y mejor en dosis fraccionadas).
Los principales abonos que contienen
sólo N bajo forma nítrica son el nitrato de calcio (N = 16 por 100) y el
nitrato de potasio (N = = 15 por 100, K20 = 45 por 100).
b) Abonos con N exclusivamente amoniacal. Los iones
amonio, a diferencia de los nítricos son retenidos por el suelo y por ello no
son lavables y/o lixivables. La mayor parte de las plantas utilizan el N
amoniacal solamente después de su nitrificación por parte de la biomasa
microbiana del suelo.
El N amoniacal tiene por tanto una
acción más lenta y condicionada a la actividad microbiana.
Los principales abonos conteniendo sólo
N amoniacal son el amoníaco anhidro (N = 82 por 100), el sulfato amónico (N =
20-21 por 100), las soluciones amoniacales (riqueza mínima: 10 por 100 N), los
fosfatos amónicos [fosfato diamónico (DAP): 18/46 por 100 y el fosfato
monoamónico (MAP): 12/51 por 100].
c) Abonos con N nítrico y amoniacal. Tales tipos de
abono representan un avance sobre las características de los dos tipos
precedentes de productos. En función de la relación entre el N nítrico y el
amoniacal, éstos pueden dar soluciones válidas a los diversos problemas de
abonado en función de la fase del cultivo y de la problemática de intervención
en el campo.
Los principales productos
nitroamoniacales son el nitrato amónico, normalmente comercializado en España
con riqueza del 33,5 por 100 N, mitad nítrico y mitad amoniacal. Existen
asimismo soluciones de nitrato amónico y urea (riqueza mínima: 26 por 100 N) y
el nitrosulfato amónico con el 26 por 100 N, del que el 7 por 100 es nítrico y
el 19 por 100 amoniacal.
d) Abonos en N ureico. La forma ureica del N no es
por sí misma directamente asimilable por la planta. Debe ser transformada por
obra de la enzima ureasa primero en N amoniacal y sucesivamente por la acción
de los microorganismos del terreno en N nítrico para poder ser metabolizado por
las plantas. El N ureico tiene por tanto una acción levemente más retardada que
el N amoniacal. Pero se debe tener en cuenta que la forma ureica es móvil en el
suelo y muy soluble en agua.
El producto fundamental es la urea (N =
46 por 100), el abono comercial sólido de mayor riqueza en N.
e) Abonos con N exclusivamente en forma orgánica. En
los abonos orgánicos el N en forma orgánica está principalmente en forma
proteica. La estructura de las proteínas que lo contienen es más o menos
complicada (proteínas globulares, por lo general fácilmente hidrolizables y
escleroproteínas) y por ello la disponibilidad del N para la nutrición de las
plantas está más o menos diferenciada en el tiempo, de algunas semanas hasta
algunos meses. Tal disponibilidad pasa a través de una serie de
transformaciones del N: de aminoácidos, sucesivamente en N amoniacal y después
en N nítrico. Por ello encuentran su mejor aplicación en el abonado de fondo y
en cultivos de ciclo largo.
f) Abonos con N orgánico y mineral (abonos
organominerales). Son productos que permiten activar la acción del N en el
tiempo: al mismo tiempo aseguran una combinación de sustancias orgánicas de
elevada calidad por elemento nutritivo mejorándose la disponibilidad por la
planta.
g) Abonos con N de liberación lenta. Son abonos de
acción retardada cuya característica principal es liberar su N lentamente para
evitar las pérdidas por lavado y adaptarse así al ritmo de absorción de la
planta. Los productos más comunes son la urea-formaldehído con el 36 por 100 al
menos de N, la crotonyldiurea con el 30 por 100 al menos de N y la
isobutilendiurea con 30 kilos de N por 100 kilos de producto terminado.
También pueden integrarse en esta
categoría los abonos minerales revestidos de membranas más o menos permeables.
h) Inhibidores de la actividad enzimática. Actúan
incorporando a los fertilizantes convencionales sustancias que inhiben los
procesos de nitrificación o de desnitrificación. Dan lugar a reacciones
bioquímicas que son de por sí lentas y que llegan a paralizar la reacción
correspondiente.
Las sustancias más conocidas y
experimentadas a nivel agronómico son aquellas que ralentizan la transformación
del ion amonio en ion nítrico. Tales sustancias son llamadas inhibidores de la
nitrificación. Actualmente hay en el comercio formulados con adición
de cantidades calibradas de diciandiamida (DCD).
La adición de inhibidores de la
nitrificación ha sido experimentada en Europa, también para los efluentes
zootécnicos a fin de retardar la nitrificación de la elevada parte de N
amoniacal presente en los lisiers y así aumentar su eficacia.
i) Efluentes zootécnicos. La diversidad de los
efectos que los efluentes zootécnicos obran sobre el sistema agroambiental se
justifica con la variabilidad de sus composiciones, tanto en cantidad como en
calidad. Por lo que respecta al N la comparación entre los diversos materiales
debe hacerse no sólo sobre la base del contenido total sino también sobre su
distribución cualitativa. Este nutriente, de hecho, está presente en la
sustancia orgánica de origen zootécnico de varias formas, que pueden ser
clasificadas funcionalmente en tres categorías:
- N mineral.
- N orgánico fácilmente mineralizable.
- N orgánico residual (de efecto
lento).
Se pueden así sintetizar las
características salientes de los diversos materiales.
j) Estiércol bovino. Constituye un material de por
sí de difícil confrontación con los otros por razón de la elevada presencia de
compuestos de lenta degradabilidad. Su particular maduración ha hecho de él un
material altamente polimerizado hasta el punto de resultar parcialmente
inatacable por la microflora y de demorarse por eso la descomposición. Su
función es en grandísima parte estructural, contribuyendo a promover la
agregación de las partículas terrosas y la estabilidad de los glomérulos
formados. El efecto nutritivo, de momento, tiene una importancia relativamente
menor, pero se prolonga por más años del de su aplicación. En general, se
indica que este efecto nutritivo puede equivaler en el primer año de su
aportación hasta el 30 por 100 del N total presente. El efecto residual tiene
importancia relevante después de varios años del cese de los aportes, en
función del tipo de suelo, del clima, de las labores, de otros abonados y de
los cultivos que se siembren.
k) Lisier bovino. Presenta características
fuertemente diferenciadas en función del sistema de cría, pudiendo llegar en el
lisiar auténtico (7 por 100 de sustancia seca) hasta la consistencia más o
menos pastosa del llamado *liquiestiércol+, que puede llegar a una riqueza en
sustancia seca del 15-20 por 100 cuando se usa cama a razón de 3-4 kilos por
cabeza y por día. El efecto estructural puede confiarse que sea una cantidad
casi partida en dos respecto al estiércol de los compuestos de N de lenta
degradabilidad (40 por 100), mientras que el efecto nutritivo en el primer año
de mineralización puede llegar como máximo al 60 por 100. En general, se trata
de un abono de eficiencia media en el curso del primer año y de buen efecto
residual, pero la gran variabilidad del material puede hacer alejar con mucho
las características funcionales de las medias antes indicadas. En particular,
la presencia mayor de cama aproximará mayormente su comportamiento al del
estiércol, mientras que los sistemas de separación y de almacenaje influirán en
el grado de maduración y de estabilización.
l) Lisier porcino. Asimismo con la inevitable
variabilidad de la composición en función del tipo de manejo y del tratamiento
de las deyecciones, resulta más fácil estimar la composición y el valor
fertilizante. De hecho, es un material que puede llegar a proveer, ya en el
primer año, eficiencias del N que llegan al 80 por 100. Es evidente, entonces,
que el efecto residual puede ser sólo limitado, así como su contribución a la
mejora de la estabilidad estructural del suelo.
m) Estiércol de ovino o sirle. Sus propiedades
oscilan entre las del estiércol bovino y la gallinaza; es el estiércol de
riquezas más elevadas en N y K20 del de todos los demás animales.
El efecto sobre la estructura del suelo
es mediano.
La persistencia es de tres años,
mineralizándose aproximadamente el 50 por 100 el primer año, 35 por 100 el
segundo año y el 15 por 100 el tercer año.
n) Gallinaza. En este caso la casi totalidad del N
está presente en forma disponible ya en el primer año de suministro. Resulta
por ello un abono de eficacia inmediata, parecida a los de síntesis.
También en este caso, el efecto
residual puede ser considerado débil y el estructural prácticamente
insignificante. Es un material muy difícil de utilizar correctamente porque no
está estabilizado, es de difícil distribución, sujeto a fuertes pérdidas por
volatilización y con problemas de olores desagradables.
Tales inconvenientes pueden ser, sin
embargo, considerablemente reducidos o eliminados, utilizando sistemas de
tratamiento como la desecación o el compostaje que permiten revalorizar las propiedades
nutritivas y estructurales.
ñ) Compost. Los composts son enmiendas obtenidas
mediante un proceso de transformación biológica aerobia de materias orgánicas
de diversa procedencia. Es de particular interés para las fincas que puedan
disponer de deyecciones zootécnicas y materiales ligno-celulósicos de desecho
(pujas, tallos, residuos culturales diversos), que son mezclados con las
deyecciones, tal cual o tratadas.
A esta gran variabilidad de las
materias originales se añaden las del sistema de compostaje, en relación con
las condiciones físicas y los tiempos de maduración.
Se hace por eso difícil generalizar el
comportamiento agronómico de los composts; pero se puede recordar que el
resultado medio de un proceso de compostaje, correctamente manejado durante un
tiempo suficiente y con materiales típicos de una finca agrícola, es un
fertilizante análogo al estiércol. Estará por ello caracterizado por una baja
eficiencia en el curso del primer año, compensada por un efecto más prolongado;
también las propiedades enmendantes pueden ser asimiladas a las del estiércol.
Siempre teniendo en cuenta la
heterogeneidad de la procedencia de las materias orgánicas compostables, el
empleo del compost debe hacerse con particular cautela a causa de la posible
presencia de contaminantes (principalmente metales pesados en caso de
utilización de compost de residuos urbanos) que pueden limitar el empleo de
ciertas dosis dictadas por el análisis del suelo y del compost a utilizar,
sobre la base de cuanto disponga la normativa vigente.
o) Lodos de depuradora. Es posible el empleo como
abonos de los lodos de procesos de depuración de aguas residuales urbanas u
otras que tengan características tales para justificar un uso agronómico
(adecuado contenido en elementos fertilizantes, de materia orgánica, presencia
de contaminantes dentro de límites establecidos). El N contenido en los lodos
de depuración, extremadamente variable, como media de 3 al 5 por 100 sobre la
sustancia seca, está disponible desde el primer año.
La utilización agronómica de estos productos para los
cuales valen precauciones análogas a las expresadas anteriormente para los
composts, está regulada por el Real Decreto 1310/1990, de 29 de octubre, este
Decreto define los lodos y su análisis así como las concentraciones de metales
pesados en los lodos destinados a su utilización agraria y en los suelos que se
abonan con ellos.
3.
EL CICLO DEL NITRÓGENO EN LOS SUELOS
AGRÍCOLAS
El nitrógeno en el suelo está sujeto a
un conjunto de transformaciones y procesos de transporte que se denomina ciclo
del nitrógeno. En el gráfico número 1, se presentan los principales componentes
y procesos del ciclo, diferenciando los aportes, las reservas y las
extracciones o pérdidas.
Debido a las interacciones que existen
entre todas las partes de este sistema para poder reducir la lixiviación de los
cultivos, es necesario conocer cómo influyen las prácticas agrícolas y los
factores ambientales en los diversos procesos de este ciclo. Los principales
elementos del ciclo del nitrógeno en los suelos que conviene considerar son:
Absorción de N por la planta y
extracción por la cosecha. La absorción de N por la planta constituye una de
las partes más importantes del ciclo del N en los suelos agrícolas. Esta
absorción es la que el agricultor debe optimizar para conseguir una buena
producción y un beneficio económico.
Del N absorbido por la planta, una
parte vuelve al suelo después de la cosecha en forma de residuos (raíces,
tallos y hojas) y puede ser aprovechado por los cultivos siguientes; otra parte
se extrae del campo con la cosecha. Existen datos de la extracción aproximada
de N por las cosechas pero estos valores no pueden emplearse directamente para
el cálculo del abonado necesario para cada cultivo sin conocer la eficiencia de
utilización del N fertilizante en cada caso; esta eficiencia es variable en
diferentes situaciones. La extracción de N por la cosecha sólo da una idea de
las necesidades mínimas de nitrógeno que tiene el cultivo.
Mineralización e inmovilización. La
mineralización es la transformación del nitrógeno orgánico en amonio (NH4+)
mediante la acción de los microorganismos del suelo; la inmovilización es el
proceso contrario. Como ambos actúan en sentido opuesto, su balance se denomina
mineralización neta. La mineralización neta de la materia orgánica del suelo
depende de muchos factores, tales como el contenido en materia orgánica, la
humedad y la temperatura del suelo. En climas templados la mineralización neta
anual es, aproximadamente, el 1-2 por 100 del N total, y esto supone una
producción de N mineral de unos 40 a 150 kg/ha, en los primeros 30 centímetros
del suelo.
Un factor importante a considerar en la
mineralización de la materia orgánica que se añada al suelo es su relación C/N,
que indica la proporción de carbono (C) a nitrógeno (N). Generalmente cuando se
añade materia orgánica al suelo con una relación de 20-25 o menor, se produce
una mineralización neta, mientras que si los valores de este cociente son más
altos, entonces los microbios que degradan esta materia orgánica consumen más
amonio que el que se produce en la descomposición, y el resultado es una
inmovilización neta de N (esta regla es solamente aproximada). La relación C/N
de la capa arable en los suelos agrícolas suele estar entre 10-12.
Nitrificación. En este proceso, el
amonio (NH4+) se transforma primero en nitrito (NO2-), y éste en Nitrato
(NO3-), mediante la acción de bacterias aerobias del suelo. Debido a que,
normalmente, el nitrito se transforma en nitrato con mayor rapidez que se
produce, los niveles de nitrito en los suelos suelen ser muy bajos en
comparación con los de nitrato.
Bajo condiciones adecuadas la
nitrificación puede transformar del orden de 10-70 kilos N/ha/día. Esto implica
que un abonado en forma amónica puede transformarse casi totalmente en nitrato
en unos pocos días si la humedad y temperatura del suelo son favorables.
En ocasiones, debido a que la
nitrificación es bastante más rápida que la mineralización, se emplea el
término mineralización para indicar el proceso global de conversión del N
orgánico en nitrógeno mineral (fundamentalmente nitrato y amonio).
Desnitrificación. La desnitrificación
es la conversión del nitrato en nitrógeno gaseoso (N2) o en óxidos de
nitrógeno, también gaseosos, que pasan a la atmósfera. Este fenómeno se debe a
que, en condiciones de mucha humedad en el suelo, la falta de oxígeno obliga a
ciertos microorganismos a emplear nitrato en vez de oxígeno en su respiración.
Fijación biológica. La fijación
biológica de nitrógeno consiste en la incorporación del nitrógeno gaseoso de la
atmósfera a las plantas gracias a algunos microorganismos del suelo,
principalmente bacterias. Uno de los grupos más importantes de bacterias que
fijan nitrógeno atmosférico es el Rhizobium, que forma nódulos en las raíces de
las leguminosas.
Lluvia. La lluvia contiene cantidades
variables de N en forma de amonio, nitrato y óxidos de nitrógeno, y constituye
una fuente importante de N en los sistemas naturales. Sin embargo, en los
sistemas agrícolas, este aporte (5-15 kilos N/ha/año) es pequeño en comparación
al de los fertilizantes.
Lixiviación. La lixiviación o lavado
del nitrato es el arrastre del mismo por el agua del suelo que percola más bajo
de la zona radicular. Este proceso es el que produce la contaminación de las
aguas subterráneas por nitrato, ya que, en general, una vez que éste deja de
estar al alcance de las raíces, continúa su movimiento descendente hacia los
acuíferos sin apenas ninguna transformación química o biológica.
Arrastre con la escorrentía. La
escorrentía de agua en los suelos agrícolas es el flujo del agua sobre la
superficie del suelo, de modo que no se infiltra en el campo, sino que fluye
normalmente hacia terrenos más bajos o cursos superficiales de agua. Se produce
como consecuencia de lluvias o riegos excesivos y puede arrastrar cantidades
variables de N. En general, estas pérdidas de N del suelo son pequeñas, excepto
cuando la escorrentía se produce poco después de un abonado nitrogenado.
Volatilización. Se denomina así la
emisión de amoníaco gaseoso desde el suelo a la atmósfera. Esto ocurre porque
el amonio (NH4+) del suelo, en condiciones de pH alcalino, se transforma en
amoníaco (NH3), que es un gas volátil. Aunque puede haber pérdidas importantes
de N por volatilización cuando se abona como amoníaco anhidro, resultan más
frecuentes aquellas que ocurren cuando se emplean abonos nitrogenados en forma
amónica en suelos alcalinos, sobre todo si el pH es mayor que 8. La urea puede
experimentar también pérdidas variables por volatilización después de transformarse
en amonio en el suelo. Los estiércoles, si no se incorporan al suelo, pueden
perder del 10 al 60 por 100 de su N por volatilización, debido a que una parte
importante de su nitrógeno puede estar en forma amónica.
4.
PERÍODOS EN QUE ES RECOMENDABLE
LA APLICACIÓN DE
FERTILIZANTES A LAS TIERRAS
El abonado nitrogenado con abonos
minerales es práctica adoptada para todos los cultivos excepto las leguminosas,
en las que, no obstante, es recomendable una aportación de 10 a 20 kilos de N
por hectárea, en forma nítrica-amoniacal. A fin de hacerla de modo racional, es
preciso suministrar abonos nitrogenados lo más próximo posible en el tiempo al
momento de su absorción por la planta, es ésta una medida eficaz para reducir
el peligro de que el N sea lavado en el período entre el abonado y la
asimilación por los cultivos. Además el abonado nitrogenado se basa sobre el
principio de maximizar la eficacia de la utilización por parte del cultivo y
complementariamente minimizar las pérdidas por lavado.
En el caso que se utilicen afluentes
zootécnicos es importante recordar que la disponibilidad del N de aquéllos por
las plantas, depende de la presencia de formas de N diversas, como el orgánico,
el ureico, el amoniacal y el nítrico. Las fracciones prontamente disponibles
son la nítrica y la amoniacal; otras formas son asimilables a continuación de
procesos de mineralización de la fracción orgánica. Otros factores que influyen
en la disponibilidad del N de origen zootécnico son las concentraciones y las
relaciones entre los compuestos de N presentes, las dosis suministradas, los
métodos y la época de aplicación, el tipo de cultivo, las condiciones del suelo
y el clima.
En confrontación con los abonos
minerales, la eficiencia del N total de los lisiers en el año de aplicación se
estima entre el 50 y el 70 por 100, con valores crecientes para el lisiar
vacuno porcino, avícola y de terneros; en los años sucesivos la mineralización
de la parte residual compensa parcialmente las citadas diferencias.
La eficiencia del N total del lisiar,
respecto a los abonos minerales, varía además notablemente para cada cultivo en
relación a la época de distribución, reduciéndose además al aumentar la dosis.
Tal eficiencia a veces aumenta en
relación a la textura del suelo con el aumento de porosidad.
Actuaciones
Al objeto de limitar la contaminación de las aguas por
nitratos, a continuación se detallan las épocas más aconsejables para la
fertilización de diferentes cultivos, atendiendo a su estado fenológico y al
tipo de abono.
CULTIVOS DE
SECANO
1.
Cereales de otoño invierno (Trigo,
Cebada, Avena y Centeno)
Se evitará en lo posible, considerando
las condiciones climáticas coincidentes con los primeros estadios de estos
cultivos, el abonado nitrogenado en la sementera; efectuándose en cobertera en
los momentos de máxima necesidad, principalmente durante el ahijado, encañado,
la fase de diferenciación de las inflorescencias y el espigado.
De acuerdo con la forma de nitrógeno en
el abono:
─ Nítrico: En el encañado y en el espigado.
─ Amoniacal: En el ahijado.
─ Nítrico y amoniacal: En el encañado.
─ Ureico: En el ahijado.
El sembrar leguminosas antes del cereal, deja en el
suelo nitrógeno atmosférico fijado por la planta, que puede servir de aporte
nitrogenado precoz para el cultivo siguiente.
2.
Veza forrajera y leguminosas grano
Amoniacal: Antes de la siembra.
3.
Girasol
N amoniacal, ureico: Aconsejable
enterrar el abono antes de la siembra mediante una labor.
N nítrico, nítrico-amoniacal, ureico: En cobertura,
siempre que la humedad lo permita.
4.
Viñedo
Amoniacal: Quince días antes del inicio de la
brotación.
5.
Olivar
Nítrico y Amoniacal: Antes de la diferenciación de las
yemas.
CULTIVOS DE
REGADÍO
1.
Cereales de invierno (Trigo y Cebada)
Se evitará en lo posible, considerando
las condiciones climáticas coincidentes con los primeros estadios de estos
cultivos, el abonado nitrogenado en la sementera; efectuándose en cobertera en
los momentos de máxima necesidad, principalmente durante el ahijado, encañado,
la fase de diferenciación de las inflorescencias y el espigado.
De acuerdo con la forma de nitrógeno en
el abono:
─ Nítrico: En el encañado y en el espigado.
─ Amoniacal: En el ahijado.
─ Nitrito y amoniacal: En el encañado.
─
Ureico: En el ahijado.
2. Cereales de primavera (Maíz)
N amoniacal, nítrico-amoniacal y
ureico: Aportar 1/3 del N antes de la siembra.
N nítrico, nítrico-amoniacal: De los 2/3 restantes, la
mitad localizada entre calles cuando la planta alcanza 25-30 centímetros de
altura y el resto cuando alcanzan los 50-60 centímetros de altura.
3. Girasol
N amoniacal, ureico: Aconsejable
enterrar el abono antes de la siembra mediante una labor.
N nítrico, nítrico-amoniacal, ureico: En cobertera,
siempre que la humedad lo permita.
4.
Remolacha
N amoniacal, nítrico-amoniacal y
ureico: Aportar 1/3 de la dosis antes de la siembra.
N nítrico, nítrico-amoniacal: Los dos
tercios restantes, uno en el aclareo y otro un mes después, aproximadamente.
Estiércoles, lisiers, gallinaza, compost y lodos:
Recibirá cuando en la rotación sea cabeza de alternativa, una dosis importante
de abono orgánico, bien hecho y con bastante anticipación a la siembra.
5.
Patata
N amoniacal, ureico: Aplicar en
sementera.
N nítrico, nítrico-amoniacal: En
cobertera, en la bina y quince días después, ya que absorbido demasiado tarde
alarga la vegetación a costa de la formación de tubérculos.
Estiércoles, lisiers, gallinaza, composts:
Proporcionar una buena aportación de materia orgánica antes de la plantación.
Suele ir en cabeza de alternativa y agradece mucho el abonado orgánico. Se debe
enterrar en invierno.
6.
Alfalfa
Nitrógeno amoniacal: Antes de la
siembra.
Nítrico-amoniacal: Durante la parada invernal.
7.
Praderas de gramíneas (temporales y
polifitas)
Nitrógeno nítrico, amoniacal, o
nítrico-amoniacal: Después de cada corte o pastoreo; no obstante las
necesidades de forraje serán las que marcarán al agricultor el momento de la
aplicación.
N amoniacal, nítrico-amoniacal: Al
final del invierno. El N ureico es menos eficaz en praderas que las demás
formas de N.
N nítrico-amoniacal: En el inicio del
otoño para favorecer el ahijado de las gramíneas.
N orgánico, orgánico-mineral, estiércoles, lisiers,
gallinaza y composts: Con anticipación a la preparación del lecho de siembra.
8. Lechuga
Nitrógeno amoniacal: Antes de la
siembra.
Nitrógeno nítrico-amoniacal: Cobertera (repartir en
varias veces según necesidades del cultivo).
9.
Melón
Nitrógeno amoniacal: Antes de la
siembra.
Nitrógeno nítrico-amoniacal: Cobertera
(aplicar en dos veces sin coincidir con la floración).
Nitrógeno orgánico, estiércoles y composts: Se
aplicará con la primera labor que se dé al suelo.
10.
Ajo
Nitrógeno amoniacal: Antes de la
siembra.
Nitrógeno nítrico-amoniacal: cobertera (aplicar en dos
veces, marzo-abril la primera y la segunda abril-mayo).
11. Cebolla
Nitrógeno amoniacal: Antes de la
siembra.
Nitrógeno nítrico-amoniacal: Cobertera (aplicar en dos
voces, la última debe hacerse poco antes de comenzar a formarse el bulbo).
12. Brassica Olaracea (Repollo, Col, Lombarda y Coliflor)
Nitrógeno amoniacal: Antes de la
siembra.
Nitrógeno nítrico-amoniacal: Cobertera
(aplicar en dos veces, la primera un mes después del transplante y la segunda
cuarenta y cinco días antes de la recolección).
Nitrógeno orgánico, estiércoles y composts: Se
aplicará con la primera labor que se dé al suelo antes del transplante.
13. Plantaciones leñosas (Manzano, Peraly Ciruelo)
N nítrico, amoniacal, nítrico-amoniacal
y ureico: Debe aplicarse la mayor parte del N en las fases de prefloración,
floración y formación del fruto.
N nítrico-amoniacal: Durante el
engrosamiento de los frutos.
N orgánico-orgánico-mineral y afluentes zootécnicos,
así como composts: Al inicio del otoño para prever la brotación de las yemas
del fruto para el año siguiente.
5.
LA APLICACIÓN DE FERTILIZANTES A
TERRENOS INCLINADOS Y ESCARPADOS
En general los suelos con pendientes
uniformes inferiores al 3 por 100 se consideran llanos y no es necesario
adoptar medidas particulares para controlar la erosión.
Los suelos con pendientes uniformes que
no superan el 10 por 100 en un mismo plano se consideran como de pendientes suaves.
Pendientes uniformes entre el 10 y 20
por 100 se consideran pendientes moderadas y el valor extremo (20 por 100) se
considera que debe marcar el límite de los sistemas agrícolas con laboreo
permanente.
Un límite de pendiente para la
distribución de abonos no puede ser definido a priori pues los riesgos de
escorrentía dependen:
a) De la naturaleza y del sentido de implantación de
la cubierta vegetal.
b) De la naturaleza del suelo.
c) De la forma de la parcela, del tipo y sentido del
trabajo del suelo.
d) De la naturaleza y del tipo de fertilizante.
e) Del clima.
La escorrentía no se produce de la
misma manera, según que la pendiente sea uniforme o que existan rupturas de
pendiente.
Naturaleza de la cobertura vegetal:
Conviene distinguir los suelos desnudos
de los enteramente cubiertos de vegetación. Como norma general, la cubierta
vegetal disminuye los riesgos de escorrentía de forma sensible.
- Caso de suelos enteramente
cubiertos de vegetación.
En lo que concierne a los cultivos
perennes en línea (plantaciones leñosas), la costumbre de cubrir con hierba las
calles es una buena práctica para limitar los riesgos de escorrentía.
Naturaleza del suelo:
- Textura.
La escorrentía se ve favorecida en los
suelos de textura fina (tipo arcilloso o arcilloso-limoso). Por el contrario,
los suelos muy filtrantes (tipo arenoso), la limitan.
- Estructura.
Los suelos de estructura desfavorable
(compactación, apelmazamiento) favorecen la escorrentía. Por el contrario, los
suelos de buena estructura la limitan. La mejora de la estructura del suelo
puede ser realizada por el agricultor, implantando ciertas prácticas culturales
(ejemplo laboreo oportuno del suelo, manejo de la materia orgánica, rotaciones,
uso de materiales adecuados, etcétera).
- Profundidad del horizonte
impermeable.
La escorrentía puede estar condicionada
por la presencia en el perfil cultural de un nivel o de una capa menos
permeable, aunque esta escorrentía sea muy superficial (ejemplo costra
superficial) o más profunda (ejemplo suelo de labor).
Forma de la parcela y trabajo del
suelo:
La forma de la parcela puede tener
alguna influencia sobre la escorrentía. El trabajo del suelo puede realizarse
de forma que se limiten las pérdidas de abonos líquidos (minerales y
estiércoles).
Es recomendable que las labores de
trabajo de suelo se realicen en el sentido adecuado para favorecer la retención
del agua, sin que se produzcan encharcamientos.
Naturaleza y tipo de fertilizante:
Los riesgos de arrastre en suelos en
pendiente son más fuertes para las formas líquidas (abonos líquidos, purinas,
lisiers) y menores para las formas sólidas (abonos sólidos, estiércoles).
En suelos desnudos, con fuerte
pendiente, el enterramiento de los fertilizantes está muy indicado.
Clima:
Las distribuciones de abonos en períodos
en que la pluviometría sea elevada, aumentan los riesgos de escorrentía.
Actuaciones
Para limitar el aumento de los riesgos
de transporte de N unido al factor agravante como es la fuerte pendiente, se
recomienda realizar la aplicación de los fertilizantes de tal forma que se
suprima la escorrentía. Como factores más significativos a tener en cuenta
están:
- La naturaleza y el sentido de
implantación de la cobertura del suelo.
- La forma de la parcela.
- La naturaleza del suelo y sus
labores.
- El tipo de fertilizante.
- Las épocas de aplicación posibles.
De otra parte, se recomienda no
utilizar ciertos equipos de distribución como por ejemplo los cañones de
aspersión con presión alta (superior a 3 bars en el aspersor) para los
fertilizantes líquidos.
Convendría precisar estas
recomendaciones cada vez que ello sea posible, teniendo en cuenta el contexto
local.
Se recomienda mantener con hierba ciertos desagües,
setos y taludes, así como los fondos de laderas.
6. LA
APLICACIÓN DE FERTILIZANTES A TIERRAS
EN
TERRENOS HIDROMORFOS, INUNDADOS,
HELADOS O CUBIERTOS DE NIEVE
Se trata de evitar las aplicaciones de
fertilizantes bajo condiciones climáticas que agraven ulteriormente la
infiltración o la escorrentía, teniendo en cuenta especialmente los tipos de abonos
y las condiciones climáticas. Conviene por otra parte ser particularmente
vigilante cuando el suelo está en pendiente.
- Naturaleza del abono.
Ver 2, tipos de fertilizantes
nitrogenados.
- Condiciones climáticas.
Se consideran las cuatro situaciones
siguientes:
a) Suelos helados únicamente en superficie,
alternando el hielo y deshielo a lo largo del día.
b) Suelos completamente helados.
c) Suelos nevados.
d) Suelos inundados o encharcados.
Suelos helados únicamente en
superficie, alternando el hielo y deshielo a lo largo del día.
En suelos helados únicamente en
superficie y deshelados durante el día, la distribución de abonos es posible
cualquiera que sea la naturaleza del fertilizante.
Suelos completamente helados.
No se deshielan durante el día, por lo
que hay riesgos de escorrentía en caso de precipitaciones o de deshielo. Sin
embargo, el riesgo se mide en función de la frecuencia y de la duración del
período de hielo. Bajo este epígrafe, los estiércoles bovino y ovino,
gallinazas, composts y lodos de depuradora, así como los abonos minerales se
deben únicamente distribuir en casos límite.
En suelos nevados.
Los riesgos de escorrentía son
importantes durante el deshielo de la nieve. Por ello, las distribuciones de
fertilizantes como lisiers, purinas y abonos minerales son desaconsejados. Para
los estiércoles, composts y lodos se atenderá a lo distado en b) (se
distribuirán en caso límite).
En suelos inundados o encharcados.
La distribución es desaconsejable en
razón de los riesgos importantes de infiltración y de escorrentía. Además están
raramente aconsejados en el plano agronómico, por la incapacidad de la planta
para absorber el N en estas condiciones.
Actuaciones
El cuadro siguiente precisa en qué condiciones son
posibles las distribuciones de fertilizantes en suelos helados, inundados,
encharcados, o nevados. La naturaleza del suelo y notablemente su pendiente
deben ser tomadas en consideración.
CUADRO NÚMERO 1
Tipo de
fertilizante (ver tipos de fertilizantes nitrogenados)
|
Suelo helado superficialmente
alternando el hielo y el deshielo a lo largo del día
|
Suelo completamente helado
|
Suelo nevado
|
Suelo inundado o empapado
|
Minerales (a, b, c, d)
|
Posible
|
En casos límite*
|
No aconsejable
|
No aconsejable
|
Estiércoles, compost y lodos (e, h, k, l, m,
n)
|
Posible
|
En casos límite
|
En casos límite
|
No aconsejable
|
Lisiers, purines (i, j)
|
Posible
|
Desaconsejado
|
Desaconsejado
|
No aconsejable
|
*La decisión se tomará en
función del clima y especialmente de la frecuencia y duración de las
condiciones climáticas en cuestión, así como la naturaleza del suelo y su
pendiente.
7. CONDICIONES
DE APLICACIÓN DE
FERTILIZANTES
EN
TIERRAS CERCANAS A CURSOS DE AGUA
Con independencia de la contaminación
indirecta de las aguas por infiltración o drenaje, en la aplicación de abonos
cercanos a corrientes de agua existe el peligro de alcanzar las aguas
superficiales, ya sea por deriva ya por escorrentía. Antes de aplicar efluentes
zootécnicos y otros desechos orgánicos al suelo, conviene delimitar bien el
terreno donde los desechos no deben aplicarse nunca.
- Naturaleza de la orilla.
La topografía y la vegetación pueden,
según los casos, favorecer o limitar las proyecciones o la escorrentía.
Dependiendo de:
§
Presencia o no de taludes (altura, distancia a la orilla, etcétera).
§
Pendiente más o menos acentuada del margen.
§
Presencia y naturaleza de la vegetación (bosques en galería, prados, setos).
- Caso de zonas inundables.
Deben considerarse ciertos casos
particulares:
§ Las
orillas inundables de los cursos de agua.
§ Las
orillas de las corrientes de agua costeras sometidas al régimen de mareas.
- Naturaleza y forma del
fertilizante.
Los riesgos de arrastre por proyección
o escorrentía pueden ser tanto más importantes cuanto que los abonos se
presenten en forma de elementos finos (ejemplo: gotitas de abonos líquidos,
gránulos de abonos minerales de poca masa) y que las condiciones climáticas
sean favorables (viento, lluvia).
- Equipo de aplicación.
Ciertos equipos de aplicación pueden
favorecer las proyecciones (distribuidores centrífugos, esparcidoras de
estiércol, cañones aspersores), otros, la escorrentía en caso de paradas del
equipo (barra para abonos líquidos, cuba de lisiar). Igualmente, la regulación
del equipo, así como el jalonamiento de las parcelas, son dos aspectos
determinantes a considerar para asegurar la precisión de la aplicación.
- Caso de los ganados pastoreando.
El pastoreo al borde de los cursos de
agua no parece acarrear riesgos importantes de proyección o escorrentía.
El abrevamiento concentrado de los
animales directamente en las corrientes de agua debe evitarse en la medida de
lo posible.
Actuaciones
- Dejar una franja de entre 2 y 10
metros de ancho sin abonar, junto a todos los cursos de agua. Los sistemas de
fertirrigación trabajarán de modo que no haya goteo o pulverización a menos de
2 a 10 metros de distancia a un curso de agua, o que la deriva pueda
alcanzarlo.
- Para reducir el riesgo de
contaminar aguas subterráneas, los efluentes y desechos orgánicos no deben
aplicarse a menos de 35-50 metros de una fuente, pozo o perforación que
suministre agua para el consumo humano o se vaya a usar en salas de ordeño. En
algunos casos, se puede necesitar una distancia mayor.
- Se recomienda mantener las orillas o márgenes con
hierba.
8. CAPACIDAD
Y DISEÑO DE LOS TANQUES DE ALMACENAMIENTO DE ESTIÉRCOL, Y MEDIDAS PARA EVITAR
LA CONTAMINACIÓN
DEL AGUA POR
ESCORRENTÍA Y FILTRACIÓN EN AGUAS SUPERFICIALES O SUBTERRÁNEAS DE LÍQUIDOS QUE
CONTENGAN ESTIÉRCOL
Y RESIDUOS
PROCEDENTES DE PRODUCTOS VEGETALES ALMACENADOS COMO EL FORRAJE ENSILADO
Se trata de evitar en los
locales del ganado y en sus anejos la evacuación directa en el entorno de
líquidos que contengan deyecciones animales o efluentes de origen vegetal, de
forma que se evite la contaminación de las aguas por escorrentía y por
infiltración en el suelo o arrastre hacia las aguas superficiales.
Deben considerarse tres puntos
esenciales:
- La evaluación de los volúmenes a
almacenar.
- El sistema de recogida.
- El sistema de almacenaje.
- Volumen a almacenar.
- Las deyecciones.
El volumen de almacenaje debería
permitir contener, como mínimo, los efluentes del ganado producidos durante el
período en que su distribución es desaconsejable (ver cuadro número 2) y si el
foso no está cubierto, las aguas de lluvia y aguas sucias ocasionales.
Sin embargo, para un período dado, este
volumen varía en función de numerosos parámetros: Tipo de animales, modo de
alimentación, manejo del ganado, etcétera. Se hace necesario, pues, calcular
bien las cantidades producidas, dando un margen de seguridad para evitar
desbordamientos eventuales. En el cuadro adjunto número 2 se indican las
cantidades de deyecciones sólidas y liquidas, así como su composición.
- Aguas sucias (del lavado,
desperdicios de abrevaderos, deyecciones diluidas).
Para evitar el tratar con volúmenes muy importantes,
la producción de estas aguas debe limitarse al mínimo. Estas deben ir dirigidas
preferentemente hacia instalaciones de tratamiento adecuadas (filtraciones,
decantación, fosas, embalses, etcétera). Si no hay tratamiento, deben recogerse
en un depósito de almacenaje propio para ellas, o en su defecto, en el de las
deyecciones. Es preciso evitar que estas aguas sean vertidas directamente al
entorno.
CUADRO NÚMERO 2
Animales
|
Deyecciones
anuales K
|
Composición
tipo de deyección
|
%
|
Sólidas
|
Líquidas
|
N
|
P205
|
K20
|
Vacuno:
|
|
|
Vacuno:
|
|
|
|
Animales
jóvenes
|
3.650-4.348
|
1.825
|
Excrementos
sólidos
|
0,35
|
0,28
|
0,22
|
Animales
de 500 kg
|
5.840
|
2.555
|
Orina
|
0,70
|
0,01
|
1,5-2
|
Vacas
lecheras
|
9.125
|
5.475
|
|
|
|
|
Equino:
|
|
|
Equino:
|
|
|
|
Caballos
500 kg
|
6.205
|
1.551
|
Excrementos
sólidos
|
0,50
|
0,35
|
0,30
|
Caballos
700 kg
|
9.125
|
2.737
|
Orina
|
1,20
|
-
|
1,50
|
Porcino:
|
|
|
Porcino:
|
|
|
|
Cerdos de
40 kg
|
365
|
255
|
Excrementos
sólidos
|
0,60
|
0,45
|
0,50
|
Cerdos de
80-90 kg
|
912
|
657
|
Orina
|
0,30
|
0,12
|
0,20
|
Ovino:
|
|
|
Ovino:
|
|
|
|
Corderos
25-30 kg
|
219
|
219
|
Excrementos
sólidos
|
0,75
|
0,60
|
0,30
|
Ovejas de
40 kg
|
365
|
328
|
Orina
|
1,40
|
0,05
|
1,9
|
Ovejas de
60 kg
|
547
|
438
|
|
|
|
|
Aves:
|
|
|
Aves:
|
|
|
|
Gallinas
|
58
|
-
|
Deyecciones
de gallinas
|
1,40
|
1,00
|
0,60
|
Patos
|
84
|
-
|
Deyecciones
de patos
|
0,80
|
0,50
|
0,70
|
Sistemas de recogida:
Se trata de controlar, en el conjunto
de la explotación, la recogida de efluentes de origen animal (deyecciones
líquidas o sólidas, aguas sucias) y el rezume del ensilaje. El control debe
ejercerse esencialmente sobre dos parámetros: la estanqueidad y la dilución.
- Estanqueidad.
Las áreas de ejercicio y de espera y
sus redes de alcantarillado deben ser estancas.
- Dilución.
Las diluciones (por las aguas de lluvia
o las aguas de lavado) deben evitarse (techados). Las aguas de lluvia no
contaminadas pueden ser vertidas directamente al entorno.
Sistemas de almacenaje:
En todos los casos, las obras de
almacenaje deben ser estancas, de forma que se eviten los vertidos directos en
el medio natural. El lugar de implantación y el tipo de almacenaje dependen de
numerosos factores (relieve del terreno, naturaleza del suelo, condiciones
climáticas, etcétera).
- Almacenaje de los productos
líquidos.
Las fosas de almacenaje deben ser
estancas.
- Almacenaje de productos sólidos.
Los depósitos de almacenaje de los
estiércoles y ensilajes deben tener un punto bajo de recogida de los líquidos
rezumados (purinas, jugos de ensilajes). Estos últimos pueden ser luego
dirigidos hacia la instalación de almacenaje de los líquidos.
La peligrosidad de tales líquidos viene
medida por la BOD tal como sigue:
La demanda bioquímica de oxígeno (BOD)
medida en mg/l es:
Agua sucia (de sala de ordeño y
corrales): 1.000-2.000.
Lisier de bovinos: 10.000-20.000.
Lisier de porcinos: 20.000-30.000.
Efluente de ensilaje: 30.000-80.000.
Leche: 140.000.
Casos particulares de los animales en
el exterior:
Se evitará la permanencia de los
animales, en densidades importantes, sobre superficies no estancas.
En períodos de invernada al aire libre
es deseable, en caso necesario, desplazar regularmente el área de alimentación.
Si la alimentación se realiza permanentemente en el mismo sitio, el suelo debe
estar estabilizado.
Actuaciones
En la medida de lo posible y allí donde
sea necesario, se recomienda que se mantengan impermeables todas las áreas de
espera y de ejercicio, en especial las exteriores, accesibles a los animales y
todas las instalaciones de evacuación o de almacenaje de los efluentes del
ganado.
La pendiente de los suelos de las
instalaciones donde permanezcan los animales debe permitir la evacuación de los
efluentes. Estos últimos serán evacuados hacia los contenedores de almacenaje.
Se recomienda recolectar las aguas de
limpieza en una red estanca y dirigirlas hacia las instalaciones de almacenaje
(específicas si es posible) o de tratamiento de los efluentes.
Se recomienda almacenar las deyecciones
sólidas en una superficie estanca dotada de un punto bajo, de modo que se
recojan los líquidos de rezume y se evacuen hacia las instalaciones de
almacenaje o de tratamiento de los efluentes.
Además de respetar la reglamentación,
se recomienda disponer, como mínimo, de una capacidad de almacenaje suficiente
para cubrir los períodos en que la distribución no es aconsejable (ver cuadro
número 1). Este punto será precisado localmente.
Se
aconseja recoger por separado las aguas de lluvia de los tejados y evacuarlos
directamente en el medio natural.
9.
APLICACIÓN DE FERTILIZANTES QUÍMICOS
Y ESTIÉRCOLES A LAS TIERRAS
PARA CONTROLAR
LAS PÉRDIDAS DE NUTRIENTES
HACIA LAS AGUAS
A fin de controlar mejor el escape de
elementos nutritivos hacia las aguas, este Código de Buenas Prácticas Agrarias
hace hincapié sobre las dosis a aplicar y sobre las modalidades de
distribución.
Dosis de aplicación:
La determinación cuidadosa de la dosis
a aplicar sobre una parcela, en previsión de las necesidades del cultivo, debe
permitir el evitar los excesos en la fertilización y por consecuencia el riesgo
de lavado que se origina. Para lograrlo, conviene asegurarse del equilibrio
entre las necesidades de los cultivos y lo suministrado por el suelo y la
fertilización.
El desequilibrio puede proceder de
diferentes factores:
- La sobrestimación del rendimiento
calculado.
Conviene evaluar bien los objetivos del
rendimiento por parcelas, teniendo en cuenta las potencialidades del medio y el
historial de cada parcela. Esto permite precisar las necesidades en N para un
cultivo dado.
- La subestimación de los aportes
propios del suelo.
Conviene calcular bien el suministro de
N por el suelo que varía según el clima y los antecedentes culturales de la
parcela.
- La subestimación de las cantidades
de N contenidas en los efluentes del ganado.
Es preciso tener en cuenta dos factores
interrelacionados como son la cantidad a distribuir y su valor fertilizante. Un
buen conocimiento de los aportes fertilizantes de los efluentes zootécnicos se
hace necesario a fin de evaluarlos mejor.
Uniformidad:
La irregularidad en la distribución
puede igualmente llevar a una sobrefertilización.
- Homogeneidad de los fertilizantes
(calidad constante).
Es útil remover mezclando los efluentes
zootécnicos del tipo lisiar, los lodos y las basuras antes de aplicarlos. Esto
permite controlar mejor las dosis a distribuir.
- Regulación del equipo de
aplicación.
Un equilibrio de aplicación bien
reglado permite controlar mejor la regularidad de la distribución y así luchar
contra la sobrefertilización.
Actuaciones
Se recomienda equilibrar:
1. Las necesidades previsibles de N de los cultivos,
teniendo en cuenta el potencial agrológico de las parcelas y el modo de llevar
los cultivos.
2. Los suministros de N a los cultivos por el suelo y
por el abonado, atendiendo:
- A las cantidades de N presentes en
el suelo en el momento en que el cultivo comienza a utilizarlas de manera
importante.
- A la entrega de N por la
mineralización de las reservas del suelo durante el desarrollo del cultivo.
- A los aportes de nutrientes de los
efluentes zootécnicos.
- A los aportes de abonos minerales.
Habiendo
fijado la dosis, se recomienda fraccionar las aportaciones si fuera necesario
para responder mejor a las necesidades de los cultivos en función de sus
diferentes estadios y al mismo tiempo, para revisar a la baja las dosis si el
objetivo de producción marcado no puede alcanzarse por causa del estado de los
cultivos (limitaciones climáticas, enfermedades, plagas, encamado, etcétera).
En el caso de los estiércoles cuyo
efecto dura varios años se tendrá sólo en cuenta el suministrado en el año
considerado.
Modos de aplicación
Procurar que las máquinas distribuidoras y
enterradoras de abonos estén bien reguladas y hayan sido sometidas a un control
previo a su comercialización en un centro acreditado, a fin de asegurar unas
prestaciones mínimas de uniformidad en la aplicación de los fertilizantes.
10.
GESTIÓN DEL USO DE LA TIERRA CON REFERENCIA
A LOS SISTEMAS DE ROTACIÓN DE
CULTIVOS Y A LA PROPORCIÓN
DE LA SUPERFICIE DE TIERRAS
DEDICADAS A CULTIVOS PERMANENTES EN RELACIÓN CON CULTIVOS ANUALES. MANTENIMIENTO
DURANTE
PERÍODOS LLUVIOSOS DE UN
MANTO MÍNIMO DE VEGETACIÓN QUE ABSORBA EL N DEL SUELO, QUE DE LO CONTRARIO
PODRÍA CAUSAR FENÓMENOS DE CONTAMINACIÓN DEL AGUA POR NITRATOS
Todo sistema agrícola que deje el suelo
desnudo en invierno constituye un factor de riesgo importante.
Se basa la alternativa, en la ubicación
de los cultivos en la parcela y la rotación de cultivos, en su sucesión en el
tiempo.
La combinación de los dos factores
(espacio y tiempo) debería permitir el limitar la superficie desnuda en
invierno.
En el contexto global de gestión de las
tierras, a escala de explotación y a escala de parcela, debe contemplar el
riesgo de contaminación de las aguas por nitratos procedentes de las tierras de
la propia finca. Esta contaminación está ligada a la presencia de N bajo forma
mineral susceptible de ser lixiviado hacia las capas freáticas o bajo formas
mineral y orgánica, también susceptible de ser arrastradas por escorrentía
hacia las aguas superficiales o subterráneas.
Diferentes soluciones técnicas son
posibles para una misma producción.
Se trata de concretar las técnicas a
seguir a fin de limitar el riesgo de contaminación del agua por los nitratos.
A este respecto, la aplicación de un
abonado razonable es esencial. Para las otras técnicas, conviene adoptar
prácticas específicas para cada cultivo, en el contexto suelo-clima, sin que
actualmente pueda establecerse una de alcance general.
La gestión de un cultivo dentro de una alternativa y
en un contexto concreto de suelo y clima puede ser más o menos fuente de
contaminación, dependiendo del intervalo de tiempo entre el cultivo que le
precede o que le sigue y de la naturaleza, cantidad y tratamiento de los
residuos de cada cosecha en particular.
DISTRIBUCIÓN GENERAL DE LA SUPERFICIE EN LA COMUNIDAD DE MADRID (hectáreas)
|
Secano
|
Regadío
|
Total
|
Tierras
ocupadas por cultivos herbáceos
|
93.485
|
24.025
|
117.510
|
Barbechos
y otras tierras no ocupadas
|
94.461
|
2.466
|
96.927
|
Tierras
ocupadas por cultivos leñosos
|
43.363
|
738
|
44.101
|
A) Total
tierras de cultivo
|
231.309
|
27.229
|
258.538
|
Prados
naturales
|
40.607
|
3.497
|
44.104
|
Pastizales
|
82.084
|
|
82.084
|
B) Total
prados y pastizales
|
122.691
|
3.497
|
126.188
|
Monte
maderable
|
70.274
|
12
|
70.286
|
Monte
abierto
|
70.138
|
|
70.138
|
Monte
leñoso
|
48.473
|
|
48.473
|
C) Total
terreno forestal
|
188.885
|
12
|
188.897
|
Erial a
pastos
|
86.922
|
|
86.922
|
Espartizal
|
635
|
|
635
|
Terreno
improductivo
|
23.949
|
|
23.949
|
Superficie
no agrícola
|
107.267
|
|
107.267
|
Ríos y
lagos
|
10.396
|
|
10.396
|
D) Total
otras superficies
|
229.169
|
|
229.169
|
Total
superficie provincial
|
772.054
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30.738
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802.792
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Datos facilitados por la
Sección de Estadística de la Dirección General de Agricultura y Alimentación,
correspondiente al año agrícola 1995.
ALTERNATIVAS
MÁS FRECUENTES
EN LA COMUNIDAD DE
MADRID
Sistemas agrícolas en secano
Alternativa
La rotación de cultivos con un año de
cereal y un barbecho blanco de catorce meses de duración es la clásica de
nuestra agricultura de *año y vez+.
El segundo año se siembra la hoja que se barbechó el primer año y se barbecha
la hoja que llevó el cereal el año anterior. La intensidad de cultivo que
presenta la alternativa que practica esta rotación es 1/2.
Son manifiestos los problemas que
presentan en relación con el coste de las labores que implica su ejecución, con
la conservación de la materia orgánica y la fertilidad nitrogenada del suelo, y
con los riesgos de erosión.
La superficie de barbecho (barbecho
blanco y retirada) es de 70.543 hectáreas.
Sistemas
agrícolas con rotaciones cereal/barbecho semillado
La mejora de los Sistemas Agrícolas que
incluyen barbechos puede conseguirse semillando estos últimos con especies
leguminosas. Esta práctica ha de realizarse con las siguientes precauciones:
a) La leguminosa no debe representar un consumo
adicional del agua del suelo. Para ello, hay que aprovechar la estación húmeda
durante los meses del año en que suele existir un buen nivel de reservas en el
suelo.
b) Las leguminosas forrajeras, al permitir la
recolección temprana puesto que no hay que esperar a la maduración de los granos,
no consumen significativamente el agua almacenada.
c) El suelo cubierto con la leguminosa forrajera ve
reducido el riesgo de erosión hidráulica y eólica.
d) El forraje obtenido puede rentabilizar el
coste de las labores y de la semilla empleada.
En las regiones más frías y húmedas
puede utilizarse la veza villosa y en las menos frías o con primaveras más
cortas, la veza común.
En todos los casos, el semillado de los
barbechos puede proporcionar un aprovechamiento forrajero de siega o la
posibilidad de mejorar el balance húmico de los suelos mediante su
enterramiento como abono verde.
La superficie de veza para forraje es
de 505 hectáreas.
Sistemas
agrícolas con rotaciones cereal/leguminosa que suprimen parcial o totalmente el
barbecho
A medida que el régimen de humedad va
siendo más importante tiende a suprimirse parcial o totalmente el barbecho
mediante diferentes sistemas de laboreo y siembra, complementados con
fertilización adecuada y el empleo de especies y variedades de leguminosas
grano perfectamente adaptadas a las condiciones del clima.
La reducción del barbecho se hace a
base de aumentar las leguminosas grano y el cultivo de girasol, en otros casos
se consigue solamente con cultivos de leguminosas.
Rotación de cuatro años de duración:
Trigo/Yeros/Cebada/Veza.
Trigo/Veza/Cebada/Lentejas.
Trigo/Lentejas/Cebada/Garbanzos.
La superficie de veza grano es de 3.767
hectáreas y la de garbanzos, lentejas y yeros suman 2.926 hectáreas.
Sistemas
agrícolas con rotaciones cereal/girasol que suprimen parcialmente el barbecho
Rotación de cuatro años de duración:
Trigo/Girasol/Cebada/Barbecho.
Rotación de tres años de duración:
Cereal de invierno/Girasol/Barbecho.
La superficie de girasol es de 2.514
hectáreas.
Sistemas
agrícolas con cultivos permanentes
Viñedo, Olivar y Almendro.
La superficie de Viñedo es de 20.660
hectáreas.
La superficie de Olivar es de 22.381
hectáreas.
La superficie de Almendro es de 244 hectáreas.
Sistemas agrícolas en regadío
La distribución de la superficie de los
cultivos en regadío es la siguiente:
Cereales de invierno: 3.660 hectáreas.
Cereales de primavera: 8.698 hectáreas.
Leguminosas grano: 154 hectáreas.
Tubérculos consumo humano: 2.533
hectáreas.
Cultivos industriales: 1.942 hectáreas.
Flores y plantas ornamentales: 26 hectáreas.
Cultivos forrajeros: 1.552 hectáreas.
Hortalizas: 5.459 hectáreas.
Sistemas
agrícolas con rotación de cultivos extensivos
Rotación de diez años de duración:
Alfalfa 4 años/Cereales de invierno 3
años/ Cereales de primavera 3 años.
Rotación de cuatro años de duración:
Trigo/Girasol/Maíz/Cebada.
Superficie de Alfalfa: 1.139 hectáreas.
Superficie de Trigo: 1.295 hectáreas.
Superficie de Cebada: 2.330 hectáreas.
Superficie de Maíz: 8.698 hectáreas.
Superficie de Girasol: 1.877 hectáreas.
Sistemas
agrícolas con rotación de cultivos extensivos y hortícolas
Rotación de cuatro años de duración:
Girasol/Trigo/Maíz/Patata-Repollo.
Girasol/Cebada/Maíz/Patata-Coliflor.
Maíz/Patata/Trigo/Melón.
Trigo/Patata/Cebada/Melón.
Trigo/Patata/Cebolla/Cebada.
Rotación de tres años:
Trigo/Lechuga-Coliflor/Maíz.
Cebada/Lechuga-Coliflor/Maíz.
Superficie de Patata: 2.224 hectáreas.
Superficie de Repollo y Coliflor: 577
hectáreas.
Superficie de Cebolla: 326 hectáreas.
Superficie de Melón: 760 hectáreas.
Superficie de Lechuga: 2.902 hectáreas.
Sistemas
agrícolas con rotación del cultivo del ajo
Con el cultivo del ajo no se sigue una
alternativa determinada, si bien, su mejor adaptación es tras el rastrojo de
cereales, teniendo en cuenta un período de larga espera en la repetición del
cultivo en la misma parcela.
Rotación de siete años de duración:
Cereales de invierno o primavera
(durante seis años)/Ajo.
Superficie de Ajo: 384 hectáreas.
Sistemas
agrícolas con cultivos permanentes
Manzano, Peral y Ciruelo.
Superficie de Manzano: 178 hectáreas.
Superficie de Peral: 25 hectáreas.
Superficie de Ciruelo: 82 hectáreas.
Actuaciones
Referente a los sistemas en que los
cultivos son anuales, se recomienda, siempre que sea posible:
Mejorar el orden de sucesión de los
cultivos de modo que se reduzca la superficie de suelo desnudo durante los
períodos que presenten riesgos de lavado.
Enterrar los residuos de las cosechas,
pues las cantidades cada vez mayores dejadas por los cultivos bien abonados,
han demostrado ser mejorantes del suelo y dotar a éste de mayor poder retentivo
de agua, disminuyendo así la erosión de la tierra, el gran enemigo de la
agricultura española.
Proteger el barbecho de la erosión
semillándolo con leguminosas, tales como:
De
secano:
Garbanzos.
Guisantes.
Habas.
Haboncillos.
Lentejas.
Vezas.
Veza-cereal.
Yeros.
De
regadío:
Alfalfa.
El aumento de la superficie no cubierta
de vegetación en el período otoño-invierno es una de las causas más importantes
de pérdida del suelo. Las leguminosas enriquecen el terreno en N y proporcionan
una buena renta si su recolección mecánica está perfeccionada. El siguiente
cultivo tendrá una necesidad reducida de N suplementario al principio de su
desarrollo.
Implantar rápidamente un cultivo
exigente en N después de una leguminosa.
En el caso en que la siembra no se haga
rápidamente, conviene adoptar técnicas tendentes a limitar la mineralización de
los residuos de las cosechas.
Para reducir la contaminación de las
aguas superficiales por los nitratos, se recomienda, cuando sea factible:
- Mantener con hierba los fondos de
las vaguadas y las orillas de los cursos de agua.
- Conservar los árboles, setos y
zonas boscosas en las márgenes de los ríos y arroyos.
- Arbitrar en la cuenca receptora medios de lucha
contra la erosión de los suelos, mediante la combinación de técnicas culturales
(laboreo perpendicular a la pendiente, cultivos intermediarios) y de mejora
(setos, taludes y desagües encespedados).
11.
ESTABLECIMIENTO DE PLANES
DE FERTILIZACIÓN ACORDES CON
LA SITUACIÓN PARTICULAR DE CADA EXPLOTACIÓN Y LA CONSIGNACIÓN EN REGISTROS DEL
USO
DE FERTILIZANTES
El cálculo de la fertilización para el
conjunto de la explotación no es correcto, siendo lo aconsejable
individualizarlo por parcelas atendiendo al tipo de suelo y cultivo en cada una
de ellas.
La elaboración de planes de abonado por
parcela y el llevar cuadernos para anotar la aplicación de fertilizantes en
cada explotación constituyen medios que permiten ayudar al agricultor a
conducir mejor su fertilización nitrogenada.
Estas herramientas deben ser utilizadas
de forma que permitan a la explotación agrícola prever y seguir la evolución de
su fertilización nitrogenada favoreciéndose así el buen uso de los abonos.
Actuaciones
Es recomendable que todas las
explotaciones agrícolas establezcan planes de abonado para cada parcela y que
lleven un libro-registro de aplicación de fertilizantes.
En él estarán especificados la naturaleza de los
cultivos, las fechas de aplicación, los volúmenes y cantidades utilizados de N
de cualquier origen (deyecciones, lodos, basuras o composts producidos o
introducidos en la explotación, abonos nitrogenados comprados, etcétera). El
registro de los rendimientos facilitará la elaboración de los planes de abonado
y el establecimiento de los balances del N.
12.
PREVENCIÓN DE LA CONTAMINACIÓN
DE LAS AGUAS DEBIDO A LA
ESCORRENTÍA
Y A LA LIXIVIACIÓN EN LOS
SISTEMAS DE RIEGO
El regadío puede facilitar la
contaminación nítrica del agua mediante el movimiento de las aguas aportadas,
tanto en sentido vertical desde la superficie a los estratos más profundos
(lixiviación) como horizontalmente por escorrentía superficial (lavado).
Los riesgos de contaminación en los
regadíos varían según las características del suelo (permeabilidad, capacidad
de campo, profundidad, pendiente, nivel de la capa freática, etcétera), las
prácticas agronómicas (modalidad de abonado, rotación de cultivos, laboreo del
suelo, etcétera), el método de riego y su utilización.
Las zonas donde el regadío reviste más
alto riesgo, presentan al menos una de las siguientes características: suelos
arenosos muy permeables y de limitada capacidad de campo; presencia de capa
freática superficial (profundidad no superior a 2 m); terrenos superficiales
(profundidad inferior a 15-20 cm) apoyándose sobre una roca fisurada; terrenos
con pendiente superior al 2-3 por 100; práctica de una agricultura intensiva
con aportes elevados de abonos; terrenos ricos en materia orgánica y labrados
con frecuencia en profundidad.
Las zonas de riesgo moderado están a su
vez caracterizadas: por suelos de composición media granulométrica, de baja
permeabilidad y de discreta capacidad de campo, presencia de nivel freático de
2 a 15-20 m; suelos de profundidad media (no inferior a 50-60 cm); suelo de
pendiente moderada y aportes moderados de fertilizantes.
Las zonas de bajo riesgo son aquellas
de suelos tendiendo a arcillosos, poco permeables y con elevada capacidad de
campo, profundos (más de 60-70 cm), con capa freática a más de 20 m y con
escasa pendiente.
Actuaciones
Una buena práctica de riego debe tratar
de evitar la percolación y la escorrentía superficial del agua y de los
nitratos en ella contenidos y conseguir valores altos de eficiencia
distributiva del agua.
Para conseguir valores elevados de
eficacia distributiva del agua, el método de riego desempeña un papel
determinante.
Los principales factores agronómicos
que influyen en la elección del método de riego son las características
físicas, químicas y orográficas del suelo, las exigencias y características de
los cultivos a regar, la calidad y cantidad del agua disponible y los factores
del clima.
Para evitar la pérdida de nitrato en
riegos a manta y de percolación honda, dicho método debe ser adoptado en
terrenos profundos, con tendencia a arcillosos; para cultivos dotados de
sistema radicular profundo y que requieran frecuentes riegos.
El riego a manta se desaconseja en
zonas de riesgo elevado y moderado.
Cuando se adopta el riego por
infiltración lateral (por surcos) conviene recordar que el riego de lavado de
los nitratos decrece:
- A medida que se avanza en el surco
del inicio al final.
- Desde los suelos arenosos, poco
expansivos y de alta permeabilidad a los suelos arcillosos, expansivos y de
baja permeabilidad.
- Desde los suelos superficiales a
los profundos.
- Desde los cultivos con sistema
radicular superficial a los de raíces profundas.
En los suelos muy expansivos se
desaconsejan los turnos de riego largos, para evitar la formación de
agrietamientos profundos a través de los cuales podría perderse notable
cantidad de agua hacia estratos hondos, con transporte a ellos de solutos
lixiviados de capas más superficiales.
En el caso de que se practique el riego
por aspersión, para evitar pérdidas de nitratos por lavado y escorrentía
superficial, será necesario prestar particular atención a la distribución de
los aspersores sobre la parcela, a la intensidad de la pluviometría respecto a
la permeabilidad del suelo, a la interferencia del viento sobre el diagrama de
distribución de los aspersores, a la influencia de la vegetación sobre el
reparto del agua sobre el terreno.
En el caso de que se efectúe una
fertirrigación, para prevenir fenómenos de contaminación, debe ser practicada
con métodos de riego que aseguren una elevada eficiencia distributiva del agua;
el fertilizante no debe ser puesto en el agua desde el comienzo del riego, sino
preferiblemente después de haber suministrado cerca del 20-25 por 100 del
volumen de agua; la fertirrigación debe completarse cuando se ha suministrado
el 80-90 por 100 del volumen de agua.
En los sistemas de riego localizado, se
suele producir una alta concentración salina en la superficie del "bulbo" húmedo,
si es riego por goteo, o siempre en la envolvente que separa zona húmeda de
tierra seca. Para corregir estas zonas de alta concentración es conveniente
variar periódicamente los caudales y los tiempos de riego.